¿Un mundo (totalmente) nuevo o un
mundo con razas conocidas?
Mucho antes de empezar a escribir “La Leyenda de Okster: El viaje de Akuain" Me hice la pregunta si debería poblar ese mundo que tenía en la cabeza con razas ya existentes, puede con unos cuantos lobos en el interior de un bosque, un vampiro durmiente de día en un un majestuoso castillo, o en cambio, poblarla de razas que yo mismo pudiera crear. Si, como tal dios al momento de dar vida.
La verdad y para ser sinceros, tenía la respuesta clara y contundente, haciéndome a mí mismo una auto-reflexión, si era capaz de darle un nombre a un reino, en este caso el mio lo bautize, Okster, si era capaz de imaginar lugares donde habitarían las razas, ¿Qué me costaba hacerlo con personajes que tenían sus propias características, físicas, pensamientos, habilidades y poderes?
¿Qué me
costaba? Mucho. Así de claro. El trabajo que requiere en dar vida y forma a una
raza no sale la idea y/o prototipo de la noche al día. Para mí, después de la
historia fue el segundo mayor quebradero de cabeza.
Creo que es
muy fácil y en realidad es el camino más llano y sin obstáculos que tu historia
tenga lobos, chupa sangres… ¡Vamos! ¿Quién no conoce un lobo? Que de buen seguro es humano de día y se transforma en un ser peludo cuando la
luna invade el cielo. También es fácil que el “prota” sea un humano y tenga
unos bíceps que quitaría el aliento hasta el mismísimo goku.
Pero... ¿Es
realmente imaginativo? ¿Crees que un elfo con un arco y flechas sorprenderá al
lector? En este caso, no voy a responder, porque tengo la intuición que tu
respuesta es la misma que la mía.
Desde mi
punto de vista, si eres capaz de inventarte una historia de fantasía, pienso
que deberías hacer el esfuerzo de poblarlo con razas inexistentes. Puedo decir
por experiencia propia, que el trabajo para moldear a cada una de las razas es
un camino donde hay que poner la mente hasta sus límites, pero créeme si te
digo, que una vez tengas ese mundo poblada con tus razas, es de los mayores
placeres y a la vez orgullo cuando hayas escrito y finalizado el libro.
Si no sabes que razas, no preguntes.
El mayor
error a la hora de planificar tu mundo de fantasía, es preguntar o pedir
recomendación de cómo serían las razas, una pregunta que harías a tus
familiares, amigos o muy posiblemente entrarías en un foro o blog para pedir
ayuda.
No, no lo
hagas. Piensa y comprende, que las razas son tus hijos. No importa si los dotas
de bondad o en caso contrario de maldad. Desde el primero hasta el último son
hijos tuyos. Tu eres el padre. Tú debes comprenderlos. Tú debes forjarles en sus
caminos y sobretodo destino. Consiguiendo que sus acciones sean tus decisiones.
Si por
ejemplo un amigo, te dice que tal raza debería tener tal físico, tales poderes
y tal comportamiento. En realidad, esa raza no es hijo tuyo, más bien, tú haces
de canguro. Si, un canguro es aquel que cuida de un hijo de unos padres. Puede
incluso que lo cuidara y mimara de la misma forma que lo hacen los padres.
Ahora bien, por mucho que un canguro haga de funciones durante x horas de un
improvisado padre ¿se puede comparar el dicho amor de unos padres a un hijo,
al mismo nivel que un canguro?
No…claro que
no. Si esperas que alguien te diga como moldear a tus propias razas, te
conviertes irremediablemente en canguro. Y con ello, es muy difícil que sientas
el verdadero amor, es prácticamente imposible que seas capaz de adentrarte a
sus mentes y se te hará muy difícil ponerte en su piel.
Para
entender a tus razas. Ellas tienen que haber nacido y salido de tu mente. De
esta forma, en los momentos de alegría, tristeza, dolor y muerte, serás capaz
de sentir el mismo sentimiento que ellos.
No escribas para ser un canguro, escribe para convertirte en el padre de tus hijos.
En la Leyenda de Okster no hay lobos,
ni elfos ni…
Como he comentado
al principio de esta entrada. Tenía muy claro que ese mundo llamado Okster, que
dieron vida el Dios Oks y la Diosa Ter debería y requería de sus propias razas,
asimilando que cada una de ellas tendrían sus costumbres, sus habilidades, sus
comportamientos.
En este
caso, en Okster habitan Alnunianos, Razvans, Azahareños y otras tantas razas. Al
hacerlo yo mismo, sin ayuda, he logrado ser el padre de cada uno de ellos. No
importa si sus comportamientos sean para sembrar el bien o el mal, la vida o la
muerte, hagan lo que hagan, así lo he decidido. Y así me siento más conectados
con ellos.